Estas últimas semanas nos han mostrado muchas de las miserias del gobierno de Zapatero. Me he fijado en tres claves, y aunque no están todas las que son, sí que son todas las que están.
Primero. Proyectos Irreales, influencia nula.
Hemos asistido a la presentación de un proyecto nada más y nada menos que para cambiar el modelo productivo español que no ha recabado un sólo apoyo no socialista en el Congreso y ha sido catalogado por el resto de grupos parlamentarios, incluso por los proveedores habituales (votos a un precio cada vez más alto), como un brindis al sol cuya influencia real en la marcha de la economía española será nula. Parece claro que la inacción del ejecutivo en cuanto a medidas económicas reales se refiere nos retrasa sine die el punto de inflexión de nuestra superación de la crisis. En lugar de liderar el debate nacional para el cambio de rumbo que necesita nuestra economía, el gobierno se sitúa como un incómodo obstáculo que entorpece la recuperación y que además impide una reflexión seria, no sectaria, acerca de la situación en la que nos encontramos y las soluciones posibles. La Ley de Economía Sostenible es el equivalente en clave nacional a lo que representa la Alianza de Civilizaciones en clave internacional. Son proyectos más propios de una oposición que no aspira a llegar al poder en un futuro próximo que de un gobierno en ejercicio.
Segundo, Descoordinación y Mediocridad.
El segundo gabinete de Zapatero se caracteriza por una pérdida constante de sus recursos humanos. Un presidente cada vez más errático, que no tiene ningún rubor en quitar autoridad al ministro de turno, y tres vicepresidentes (nada menos) que lejos de coordinar a los integrantes del Consejo de Ministros, no sabría precisar de una forma aún indeterminada a qué se dedican. Esta semana ha quedado desacreditada, no sé a qué espera para dimitir, la ministra de Cultura. La anterior fue la de Defensa. Los ex-ministros huyen despavoridos del Congreso de los Diputados. Por otra parte, la vicepresidenta primera se enzarza con el grupo parlamentario socialista a cuenta de la retirada de las cruces de los colegios, un debate muy urgente y necesario dado el excelente estado de la Educación en España y la facilidad demostrada en los últimos treinta años para llegar a un modelo educativo de consenso que dure más de una legislatura. Da la impresión que alrededor de un presidente falto de un proyecto claro, y que a cada instante tiene que variar el rumbo tomado por un golpe de viento inesperardo, solo pueden ir quedando ministros de una capacitación política menor, con pocas cosas que hacer fuera del Partido.
Tercero. Cortinas de humo incendiarias.
La crisis arrecia, los números cantan y ya no funciona el culpabilizar al enemigo. Pero por intentarlo que no quede. Sacan del baúl de los recuerdos el aborto, aunque no figure en el programa electoral que se presentó a las elecciones. Y como con cualquier ley del aborto razonable hay peligro de consenso, porque manque les pese el aborto es aceptado por la mayoría de la sociedad española, se incluye algún sinsentido que neutralice el peligro de consenso, como por ejemplo hacer mayores de edad a las niñas de dieciséis años para abortar. Tienen un problema y es que la oposición, aunque tarde, se ha dado cuenta y no entra al trapo. Y claro, no es lo mismo porque cada cortina de humo tiene una duración más corta y los asuntos se van acabando.
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