Manifestación-Homilía, todo en uno, el pasado domingo en la plaza de Lima de Madrid. La consiguiente guerra de cifras me hacen pensar que pudo más la manifestación que la homilía. La denominación oficial, Misa por la Familia, es muy descriptiva de lo que se pudo oir en el evento:
-"ese otro lenguaje de los diversos modelos de familia, que parece adueñarse, avasallador y sin réplica alguna, de la mentalidad y de la cultura de nuestro tiempo, no responde a la verdad natural de la familia."
-"La actualidad del matrimonio y de la familia en los países europeos está marcada por la facilitación jurídica del divorcio hasta extremos impensables hasta hace poco tiempo y asimilables al repudio; por la aceptación creciente de la difuminación, cuando no de la eliminación, primero cultural y luego legal de la consideración del matrimonio como la unión irrevocable de un varón y una mujer en íntima comunidad de amor y de vida, abierta a la procreación de los hijos."
Afortunadamente en el mundo occidental, en las sociedades abiertas, sobre todo en los países europeos a los que el Sr. Rouco Varela se refiere, las creencias religiosas y las costumbres morales que de ellas se derivan son un asunto privado de custodia pública. El Estado sólo garantiza que cada ciudadano pueda ejercer su libertad religiosa sin cortapisas. Y con el único límite del respeto a la ley.
La Iglesia Católica contempla el matrimonio como la unión indisoluble de un varón y una hembra para procrear, pero el Señor Rouco Varela comprenderá que el Estado legisle más allá de su peculiar concepción para que todos los ciudadanos, creyentes o no, podamos tener seguridad jurídica manque nuestra opción de familia no sea la verdadera a los ojos de su Iglesia. No se trata de imponer un modelo de familia, o de convivencia, simplemente se trata de legislar situaciones que de hecho se producen más allá de las creencias particulares de cada ciudadano. Y a partir de ahí, que cada cual actúe como bien entienda. Y a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.
Sería más comprensible que el Señor Rouco Varela abroncase a los miembros de su congregación que viven fuera de la familia verdadera. O que condenase a arder en el infierno (no podría asegurar si ahora la doctrina oficial confirma o niega su existencia) a todos los católicos de encuesta que se divorcian y no tienen recursos para que La Rota certifique que su matrimonio no era válido. Pero si esto hiciese supongo que la guerra de cifras de la próxima Homilía-Manifestación estaría perdida de antemano, y no corren buenos tiempos para contar con menos miembros para financiarse.
A Dios rogando...